Los ablandadores de agua han sido objeto de diversos mitos y malentendidos a lo largo del tiempo. Estos sistemas están diseñados para reducir los niveles de minerales, como calcio y magnesio, presentes en el agua dura, lo que puede mejorar la calidad del agua y prolongar la vida útil de electrodomésticos y tuberías.
Sin embargo, algunos mitos han surgido en torno a su eficacia y posibles efectos secundarios. Por ello, en este artículo te presentaremos algunos de los mitos más comunes sobre los ablandadores de agua y proporcionaremos una visión clara y precisa sobre cómo funcionan realmente estos sistemas y cuáles son sus beneficios reales. ¡Comencemos!
Tabla de Contenidos
Mito 1: Los ablandadores salinizan el agua
El primer mito, y el más común, sobre los ablandadores es que salinizan el agua. Es cierto que los ablandadores añaden sal al agua, pero en ningún caso dan al agua un sabor salado. Esto significa que no acabarás bebiendo agua salada. Durante el proceso de ablandamiento solo se añade una cantidad ínfima de sodio, la suficiente para sustituir las trazas de minerales de dureza del agua.
La cantidad exacta de sal que se añade al agua depende de su dureza cálcica. Por poner un ejemplo, supongamos que el agua tiene una dureza de 18 granos por galón (GPG), lo que se considera una dureza extrema. En ese caso, un ablandador añadirá unos 35 miligramos de sodio al agua para eliminar eficazmente los minerales de dureza.
La ingesta máxima de sodio recomendada para los adultos es de 2 300 mg, muy lejos de la cantidad de sal que tomará el agua ablandada. La mayoría de los alimentos y bebidas, incluidos la leche y el pan, tienen mayores concentraciones de sodio que el agua ablandada. Por tanto, aunque los ablandadores añaden sal al agua, no la hacen salada.
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Mito 2: Los descalcificadores filtran el agua
A menudo leemos artículos escritos por personas con conocimientos mínimos sobre el tratamiento del agua que se refieren a los ablandadores como “filtros de agua blanda” y dicen que estos “filtran el agua”. Este es otro mito, ya que el proceso de ablandamiento del agua es único por derecho propio, y no es intercambiable con ningún proceso de filtración.
El agua se ablanda mediante el uso de una resina de intercambio iónico. Durante este proceso, los minerales esenciales son absorbidos por la resina, mientras que esta libera iones de sodio en el agua para equilibrar su carga.
Un filtro de agua, en cambio, utiliza un medio filtrante que atrapa o rechaza los contaminantes en función del tamaño de sus poros. No se devuelve nada al agua y no se utiliza ningún proceso de intercambio iónico. El agua no puede ablandarse por filtración porque los iones de calcio y magnesio son lo bastante pequeños como para atravesar los poros del filtro.
Del mismo modo, el agua no se puede filtrar en un descalcificador porque su único propósito es ablandar el agua mediante el intercambio de calcio y magnesio con sodio. Por ende, los ablandadores no son filtros.
Mito 3: Los ablandadores hacen que el agua sea insalubre
Veamos con más detalle cómo funcionan los sistemas de ablandamiento del agua. Estos eliminan el calcio y el magnesio y los sustituyen por iones de sodio en un proceso conocido como intercambio iónico.
El propósito del ablandamiento del agua es eliminar todos los minerales de dureza del agua, evitando los efectos del agua dura (como depósitos de cal, piel pegajosa de espuma de jabón y reducción de la eficiencia de los electrodomésticos). Algunas fuentes afirman que el agua blanda no es saludable porque ya no contiene magnesio y calcio.
Es cierto que necesitamos estos minerales saludables para sobrevivir, pero solo se encuentran en cantidades ínfimas en el agua del grifo. En 100 litros de agua del grifo hay unos 3 mg de calcio. Dado que necesitamos 700 mg de calcio al día, no obtendrás todo el calcio del agua potable, ni deberías hacerlo.
Hay alimentos y bebidas que contienen mucho más calcio que el agua potable, como la leche y otros productos lácteos, los cereales enriquecidos y numerosos frutos secos y cereales. Lo mismo ocurre con el magnesio.
Por lo tanto, eliminar el calcio y el magnesio del agua no la convierte en insalubre, ya que deberías obtener estos minerales en abundancia a través de tu dieta o, si no puedes hacerlo por algún motivo, mediante suplementos. Del mismo modo, añadir pequeñas cantidades de sodio al agua no la convierte en insalubre, ya que en realidad se añade muy poco sodio.
Mito 4: El agua blanda deja una película sobre la piel
Uno de los mitos más comunes sobre el agua blanda es que deja una película viscosa en la piel. Cuando instalas un equipo suavizador de agua, probablemente notarás una diferencia en el tacto del agua. El agua dura se siente “seca” o “pegajosa” y no hace buena espuma con el jabón.
Si alguna vez te has lavado la cara y has notado un residuo pegajoso en la piel, es porque el agua dura deja depósitos de espuma de jabón. En cambio, el agua blanda no contiene minerales de calcio y magnesio, por lo que debería tener un tacto suave y sedoso.
Esto es lo contrario de lo que se siente con el agua dura, por lo que no deberías notar ningún tipo de película en la piel después de lavarte con agua blanda. La piel debe estar suave y sedosa, y es posible que notes que el agua que se seca en la piel es un poco resbaladiza. Si notas algún tipo de residuo, se tratará simplemente de los aceites esenciales naturales de tu cuerpo.
Existen muchos mitos sobre los ablandadores, pero la mayoría de ellos solo tienen una pizca de verdad. La realidad es que los sistemas de ablandamiento de agua ofrecen muchas más ventajas que inconvenientes. Por esta razón, son una de las mejores formas de tratamiento de agua residencial disponibles en la actualidad.
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